miércoles, 21 de noviembre de 2012
Super Brunch en Motha
Otra vez estamos a vueltas con el brunch, pero es que es algo que nos encanta. Nuestro brunch casero no está nada mal, pero que te lo pongan todo por delante está mejor.
Ya había escuchado hablar del de Motha en Madrid y nos apetecía probarlo. Así que llegó el Domingo y allá que nos fuimos. El sitio es pequeño, así que conviene no ir muy tarde (aunque sirven el brunch de 10:00 a 18:00). Pocas mesas (todas diferentes), techos altos y el encanto de los cafés tranquilos donde todo el mundo es feliz y amigable.
Y la verdad es que nada más ver la carta del brunch eres un poquito más feliz.
Se divide en "breakfast", "aperitivo" y "lunch". Puedes elegir cualquiera de las tres opciones o todas ellas, que es lo que se llama brunch. Nosotros nos tiramos a la piscina y pedimos brunch, que había hambre. Cuesta 26 €, que para salir rodando 2 horas después no está nada mal.
Empezamos con un zumo de naranja, café (buenísimo), yogur casero con frutos rojos y miel de caña y un gofre con frutos rojos y nata yo y croissant Ma. A los dos nos gustó más el gofre, con su nata y sus frutos rojos, todo de elaboración casera.
El aperitivo consistía en una copa de cava y un plato con tostitas surtidas. Muy bueno. A estas alturas estábamos ya llenos y nos faltaba el plato principal y el postre.
De plato principal elegimos la recomendación de la casa. Una chuleta empanada muy buena con diferentes acompañamientos. Para elegir el plato principal te ofrecen tres grupos con varias opciones cada uno. Eliges una opción de cada grupo y queda un plato bastante apañado.
Estoy deseando volver para probar el bagel y la focaccia que tenían una pinta de muerte.
De beber pedimos los dos limonadas handmade (palabra muy usada en este local, ya que todo es handmade -pan, conservas, salsas...-). Estaba muy buena y creo que es la mejor opción para beber.
El postre sinceramente nos los comimos porque estaba ya pedido. Porque lo que es hambre dejamos de tenerla después del cava. Bizcocho de zanahoria y Apple Crumble fueron nuestra elección. Los dos muy buenos, como cabía esperar.
Nuestro veredicto: Merece mucho la pena. Se come genial, es tranquilo, dogfriendly (incluso tienen un bote con galletitas para perro) y por 26 € (si eres un zampón como nosotros) te hace un poquito más feliz un Domingo cualquiera.
Estamos deseando repetir e ir de anfitriones con más amigos.