Vistas del valle |
El Hotel La Canela (situado muy cerca del pueblo de Piedralaves) y con vistas al valle del Tietar es el proyecto de un matrimonio (él danés y ella española) amantes de la cultura asiática.
Lo conocimos gracias a las recomendaciones de una amiga y la oportunidad de ir nos llegó con un Plan B que nos habían regalado y necesitábamos canjear.
El acceso al hotel es más bien malo, porque está bastante alto en la montaña y hay un tramo en el que la carretera da lugar a un camino sin asfaltar y con bastantes obstáculos. Pero no está lejos de Piedralaves y el camino se hace corto si vas disfrutando del paisaje.
No espereís nada suntuoso. El hotel es muy familiar (sólo tiene tres habitaciones) y la construcción diríamos que es "funcional" (un edificio rectangular de hormigón con las paredes sin pintar).
Pero con la tranquilidad, las vistas y la cocina nos han conquistado.
Un relajante jardín asiático te recibe al llegar a La Canela |
A nuestra llegada nos encantó la zona del hotel, con jardines llenos de bambú y un silencio sólo interrumpido por los móviles de viento hechos con cañas de bambú que tienen colgados por el jardín (super zen todo). El dueño muy amable nos recibió en el comedor/recepción/salón con chimenea (ya hemos dicho que es muy familiar, con una sala grande acristalada se soluciona cualquier necesidad). Nos acompañó a la habitación y nos explicó una ruta que podíamos hacer por la finca mientras llegaba la hora de cenar.
La habitación. Espaciosa y luminosa. |
La habitación era muy sencilla, pero tenía un gran ventanal que ocupaba toda la pared y nos ofrecía unas vistas impresionantes de todo el valle y un cielo plagado de estrellas cuando llegó la noche.
Después de nuestro paseo por la pista de montaña nos fuimos a cenar. Y aunque no recordemos el nombre de las cosas que comimos sí que podemos decir que nos sirvieron una crema de tallo de remolacha buenísima y muchos platillos de cositas: calabacín con ponzu, ensalada de remolacha, spaguettis de apio con hierbabuena, hummus... Mucha variedad y todo muy bien elaborado.
De aperitivo hummus |
Ternera teriyaki, esparragos, boletus con gengibre |
Apple crumble casero. Buenísimo |
Al día siguiente después de un pedazo de desayuno al solecito aprovechamos para hacer una ruta más larga por la montaña ya que hizo un día espectacular. Después de la caminata vuelta al hotel para ducharnos, comer y pasar un rato en el jacuzzi viendo el atardecer. Las fotos no hacen justicia.
Desayuno de campeones |
Atardecer en el jacuzzi |
En el hotel tienen una gran selección de películas de la que hicimos buen uso, todas en idioma original o chino, que para eso las compraron allí (tuvimos que jugar a adivina qué película es por la serigrafía del DVD).
No me quiero poner pesada con la comida, pero la cena del Sábado espectacular, y con un vinito sudafricano que estaba bastante bueno. Os recomiendo ir al hotel pero si no se puede, el restaurante también es una buena opción. Aunque os aviso de que no hay carta, de comer hay... lo que hay. Nos preguntaron si preferíamos carne o pescado nada más, y nosotros que somos buenos comedores les dijimos que pusieran todo y ya compartíamos.
Después de dos días estupendos en el hotel volvíamos a Madrid, parando en las Cuevas del Águila en Ramacastañas y adentrandonos en la sierra de Gredos para hacer un poco de senderismo.
"Mira al pajarito" |
Chuletillas del cabrito de Gredos de la foto anterior y croquetas |
Esperamos volver pronto a este paraíso y que vosotros hagáis lo propio.