Los caballos islandeses. Una raza propia, con su característico pelazo rubio. |
¡Cómo nos gusta darle intriga al tema! Seguimos con Islandia, bastante tiempo después y obligados por el hecho de que vamos a Perú en nada y como lo contaremos también por aquí no queremos que se nos acumulen los viajes (solo en lo referente a relatarlos, en la vida real queremos que se nos acumulen muchos).Lo dicho, seguimos relatando nuestro viaje por aquellas tierras del norte.
Nos despedimos en el anterior post con Jokulsarlon para conducir por fiordos, los del Este en concreto, dirección Djupivogur, donde supuestamente cogeríamos el ferry para ir a Papey, a intentar ver las colonias de frailecillos, aunque ya nos advirtieron de que habían volado poco antes de llegar nosotros a Islandia. Como no pudimos verlos nos conformamos con comérnoslos, pero esa es otra historia.
Nuestro viaje a Papey se frustró por el temporal. Cancelaron el ferry porque las olas eran tremendas.
Pero no pasa nada, seguimos avanzando que tampoco nos venía mal.
Los paisajes del este son preciosos. Los fiordos han dado lugar a carreteras que apuran el espacio al máximo, bordeando las montañas y dejando a la derecha abismos algunas veces inquietantes.
Desde este punto nuestro objetivo era llegar al lago Myvatn, otro de los sitios más turísticos de Islandia. Nos lo tomamos con calma disfrutando de los maravillosos fiordos y parando a dormir y comer donde veíamos algún punto bonito (como veis nuestro viaje se ha ido guiando por la búsqueda de sitios chulos en los que despertarnos).
En Islandia viajar en furgoneta es bastante fácil, apenas hay legislación referente al tema de pernoctar en un auto, y si lo hay da igual porque no hay gente para multarte. Si no eres de aparcar y dormir siempre puedes ir a un camping, que están muy bien acondicionados y son asequibles, o gratis si llegas cuando el guarda ya se ha ido, pero no vamos a fomentar el uso gratis de sus instalaciones.
Gracias a uno de estos campings (el de Borgarfjourdur, donde paramos para intentar ver frailecillos por segunda vez, también fallida) descubrimos la que ya es nuestra cerveza preferida, la local Einstök White Ale con cilantro y naranja, de mano de una pareja de australianos majísimos con la que compartimos mesa para cenar. Les estamos eternamente agradecidos por el descubrimiento (tanto que sigo buscándola en internet para comprarla online). Por cierto, las cervezas islandesas merecerían un post, hay muchas fábricas y hacen cosas buenísimas.
Casa tradicional islandesa con el tejado cubierto de cesped. En Borgarfjourdur. |
Río Jökulsá á Fjöllum a su paso por el cañón de Ásbyrgi |
Del desierto y sus cascadas (pasando de nuevo por la carretera que convertía en Serrat a cualquier cantante que osara sonar por nuestra radio) llegamos a las solfaratas de Hverir, principio del parque natural de Myvatn y de la zonas sulfurosas. Es muy curioso subir una pista de montaña y al llegar arriba empezar a ver el humo que inunda el otro lado (por no hablar del olor a huevo cocido que se empieza a respirar)
Surrealista el paisaje de Hverir con sus charcos de lodo hirviendo (y su olorcillo...) |
Sulfarata en Hverir. |
Aprovechando que estábamos por allí nos acercamos a la zona volcánica de Askja. Es una zona con mucha actividad geotérmica (alberga una planta de energía geotérmica de 60MW) y volcanes activos, que fue utilizada durante el programa Apollo para preparar a los astronautas para misiones lunares (muy acertado). Subimos al cráter Viti (originado por la erupción en Askja en 1875, la mayor de la historia de Islandia) y rodeamos su corona para poder ver en persona el famoso lago turquesa formado en su interior.
El crater Viti (infierno en islandés, ya que se pensaba que debajo de los volcanes se encontraba el infierno) |
Central geotérmica junto al crater Viti. Emite el ruido similar a cinco helicópteros sobrevolando tu cabeza y un cohete despegando a tu lado. |
Desierto de lava humeante de Odadahraun, en Myvatn. Aun caliente tras la gran erupción de 1875 que desoló esta zona de la isla. |
El lago Myvatn es precioso. Un gran lago de agua transparente rodeado de vegetación y salpicado de enormes piedras con formas curiosas. Las piedras, por supuesto, están hechas de lava (como todo por esta zona).
Por suerte los mosquitos no se ven en la foto... |
Otra excursión chula que pudimos hacer en la zona de Myvatn (gracias a la tregua que nos dio el tiempo) fue la subida al cráter Hverfjall. La subida a este cráter (de 2700 años) es bastante dura y empinada, pero las vistas desde la corona merecen la pena. Una panorámica de todo Myvatn para sentarse a disfrutar un rato (y a coger aire).
Camino al Hverfjall (el "Crater Montaña") desde Dimmuborgir, en uno de los pocos momentos en los que pudimos disfrutar del intenso azul del cielo de Islandia (normalmente tapado por nubes) |
Zona de pseudocrateres de Skutustadir (en Myvatn) |
¡Quiero volver! |
Hemos vivido pocos momentos tan emocionantes como el de estar en alta mar en un barco en silencio mirando alrededor esperando a ver el chorro de aire que delata a las ballenas cuando salen a respirar.
¿Haaaaaa blaaaaaaaas baaaaaa lleeeee noooooo? |
Avistando ballenas en Husavik |
Delfín hasta el fín, de telonero de las ballenas |
Nuestra siguiente parada fue un micro pueblo, Siglufjordur, que podría haber pasado desapercibido en este post si no fuera porque se nos rompió la furgoneta justo al llegar. Lo más conocido de este pueblo pesquero es el museo del arenque (no te digo más...) y la rotura del coche, sumada a una tormenta de nieve que se avecinaba (que incomunicó al pueblo con las poblaciones más cercanas) hicieron que nos tuviéramos que quedar en este pueblo dos días interminables. El resultado finalmente fue positivo. Debíamos ser las únicas personas humanas en el pueblo, quitando a la camarera del restaurante en el que comimos (maravillosamente, por cierto) y el inquietante dueño del horripilante hostal en el que nos alojamos (os ahorramos el enlace en este caso), pero lo pasamos bien y la suerte hizo que la tormenta nos pillara en un pueblo y no en la carretera. Si en el fondo somos unos suertudos...
En cuanto mejoró el tiempo y pudieron traer la pieza de repuesto que se nos había roto salimos de allí pitando y emprendimos el rumbo a los fiordos del oeste. En el camino descubrimos una piscina natural "secreta" de agua caliente y nos dimos un estupendo baño bajo la lluvia, y aprendimos que todo lo que hay en la naturaleza en Islandia se puede comer y beber (nos lo dijo un sabio señor mientras recolectábamos arándanos por el bosque).
La última etapa de nuestro viaje fue la llegada a la provincia de Snaefells (sí, la de "Viaje al centro de la tierra" de Julio Verne) en ferry para volver a conducir desde ahí hasta Reykjavik (en la noche más lluviosa de la historia de la isla) donde el día siguiente (el último de este gran viaje) entraríamos en un volcán como colofón final de la aventura.
Así es un volcán por dentro (de mil colores) y por ese orificio entramos (http://www.insidethevolcano.com/) |
Zorrito ártico que nos acompañó durante la excursión del volcán. Qué cosita... |