Yo y mi llama pues llama se llama... |
Estrenamos el verano en nuestro blog hablando de un viaje chulísimo que hicimos el pasado mes de Marzo.
El destino fue Perú y el motivo la boda de unos amigos en Lima. El viaje estuvo plagado de momentos inolvidables y muy emotivos, y se ha convertido ya en uno de los viajes de nuestra vida.
Pero vamos a lo que interesa. Fotos y datos.
Perú es un pais con muchas cosas que ver y hacer. Tiene playa, montaña, desierto... un poco de todo. Nosotros fuimos sólo una semana (en lo que es el final del verano por aquellas latitudes) aunque nos habría encantado estar más días allí. Pero lo aprovechamos al máximo e hicimos muchas cosas.
Madre e hijo vendiendo caramelos |
Con el estómago a tope nos fuimos a conocer Lima.
Desayuno casero de bienvenida. Mejor toma de contacto imposible |
Tres cosas nos llamaron mucho la atención de Lima. El cielo, con un caraterístico color grisaceo debido a la bruma, siempre presente. Lo segundo el tráfico. La conducción es... no sé cómo decirlo, horrible. Hemos visto allí infracciones que asustarían al propio Farruquito. La tercera es el fenómeno de las invasiones. Consiste en adueñarse de un trozo de tierra (de forma ilegal) hasta que de forma legal sea tuyo, esto es aguantando sin que te lo quiten varios años hasta que el estado considera que es tuyo por ley. Hay asentamientos de invasiones casi por cada cerro de la ciudad, y alrededor de esto han nacido las mafias que trafican con terrenos. Un problema bastante complicado...
Un hombre lee el periódico frente a la catedral de Lima |
Si vas a Lima no puedes dejar de ver la plaza de Armas, el barrio chino, el barrio de Barranco (que es de los más auténticos de la ciudad y uno de mis favoritos) y Miraflores (moderno y cosmopolita).No hay metro (de momento) y los autobuses no nos atrevimos a cogerlos (aunque nos encantó cómo va el revisor agarrado a la puerta por fuera cantando las paradas), así que si no tienes la suerte de tener un amigo local que te lleve a los sitios como nosotros la opción es el taxi. Lima ocupa una extensión de casi 2700 m2, así que hay que moverse en coche sin más remedio. Los taxis no tienen taxímetro, el precio se negocia previamente y es muy común el regateo también en esto. Si te ven cara de guiri probablemnete te intenten cobrar la carrera un poquito más cara, así que es bueno ir sabiendo cuánto debería costarte el viaje, para no pagar más soles de la cuenta.
Familia sentada en la Plaza de Armas. Por su sombrero se puede saber de qué zona del pais son |
Plaza en el barrio de Barranco. Una maravilla pasear por sus calles |
Un apartado aparte merecería la gastronomía Peruana. Durante nuestra estancia en Lima comimos ceviche, arroz chaufa, causa limeña, ají de gallina, caja china, papas rellenas, anticuchos... en restaurantes como Tanta, del famoso Gastón Acurio (cuenta con un local también en Madrid y recomendamos mucho el lomo saltado) y Mangos (un buffet libre fantástico), ambos en el centro comercial Larcomar en Miraflores, que merece una visita por el sitio en el que está ubicado (justo sobre un barranco en la costa verde, con unas vistas impresionantes -cuando quiere la bruma-).
También nos atrevimos con el cui, típico de la zona de Cuzco. Tiene un sabor parecido al cochinillo, aunque con mucha menos carne.
Larcomar, centro comercial con vistas a la bruma |
Ceviche. Uno de los mil platos de la gastronomía peruana |
Recomendamos una visita a cualquier mercado de la ciudad (un clásico ya en todos nuestros viajes) para descubrir frutas como el pacay (una vaina enorme con sabor a algodón de azúcar), la granadilla (con unas semillas crujientes riquísimas), cualquier patata de las 3000 variedades que tiene el pais, el aguaymanto (frisalis para nosotros) o las chirimoyas tamaño sandía (impresionante).
Las ya mencionadas chirimoyas tamaño sandía |
Niñito enfurruñado en un mercado de Lima |
Sólo disponiamos de una semana así que establecimos nuestra base de operaciones en Lima y desde ahí hicimos un par de excursiones (que os contaremos en otro post porque merecen ser contadas con detalle) y el último fin de semana de nuestra estancia nos reservamos para la boda en Lima.
...me quedé sin ver el de las treintañeras |
Nuestro último día en Lima (el de después de la boda) aprovechamos para pasear, ver el Parque de las Aguas (un espectáculo de fuentes, luces y música en el Parque de la Reserva) y cenar unos "sanguches" en La lucha (qué bocadillos... se me hace la boca agua al recordarlos).
Niño jugando en el parque de las aguas |
Fue un viaje genial del que guardamos grandes recuerdos. No os perdáis nuestra crónica de Machu Picchu, Ica y Paracas. Y un último consejo: id a Perú.